nemo, 8 de enero de 2003, 12:27:48 GMT Lista Negra (III) Siguiendo el hilo del tema de las colas, y especialmente ahora que empizan las rebajas, me viene a la mente cierto tipo de especímenes que habitan especialmente en hipermercados y bancos: la cotorra o "chacharas-peñazus" Cuando uno va de compra es lógico perder tiempo buscando, comparando, probando (el tema de los probadores de las tiendas requeriria un tema aparte), etc, etc. Pero, digo yo, una vez que ya tienes en tu poder el articulo definitivo, lo que le interesa a uno es coger la caja con la cola mas pequeña, pagar y pirarse lo antes posible para poder llegar a casa y fardar con el buen gusto que tenemos comprando. Pero no, eso seria lo que la logica nos dice y que en la realidad no se cumple. Porque cuando llegas a la cola, inexorablemente, tendras delante a la tipica "marujus-bajus", cacho cartera en mano y dispuesta a atacar. Al principio igual se confunde con una clienta normal, pero es precisamente a la hora de pagar cuando aprovecha la distracción de su víctima para atacar. Y su presa son las cajeras, aunque no le hace ascos a cualquier incauto con el que suba en ascensor. La técnica que emplean es muy buena, de quitarse el sombrero. Primero rebuscan en los mil y un bolsillos, cremalleras y apartados de su cartera, mas que nada para ir poniendo nerviosa a la presa (y de paso al resto de la cola, que empieza con los suspiros). Y es entonces cuando empieza el ataque. Primero unos comentarios aparentemente inocentes, mientras finge seguir buscando el dinero: "..pues es que ese pijama es para mi nieto, que ya tiene 5 años. Es que el que tenia era como de lana y dice que le picaba". La cajera mantiene la sonrisa y espera. "A mi es que el algodon es lo que mas me gusta, aunque encoja, porque es lo mas natural para la piel ¿a que si?". La cajera asiente mientras sigue sonriendo, una leve mirada al resto de la cola buscando comprensión; pero es inutil, pequeña, a ti te pagan para aguantarla, a mi no. Y asi sigue la cosa un ratito mas hasta que llega el momento cumbre, el sumun de la técnica depredadora de nuestro especimen. Lentamente, sin prisas, el "chacharas-peñazus" saca un billete de la cartera y se dispone a entregarselo a la cajera, que no puede disimular su alivio con una sonrisa, esta vez real. Pero... CHAAAAN!! En cuanto la presa coge el billete cae en la trampa! Por qué? Pues porque nuestro depredador es mucho mas listo de lo que parece y NO ha soltado el billete. Y asi nos encontramos con el papelito sujeto por los dos extremos por cazador y presa. Y claro, el "chacharas-peñazus" sabe que el cliente siempre tiene la razon y que la cajera no va a quitárselo de las manos de un tiron; y tampoco lo va a soltar como dando a entender que no es bueno o que desconfia. La tiene pillada del todo, y aprovecha para rematarla. "pues la madre de mi nieto, mi hija, es clavadita a usted ¿sabe?. Igual hasta la conoce (logica aplastante?¿?). Trabaja en la peluqueria de aqui al lado y es esteticien, aunque yo siempre digo que mejor hubiese hecho estudiando derecho u otra cosa mejor, porque su marido es un vago y bla blabla bla...". Simplemente perfecto. La cajera ya tiene cara de suplicio mal disimulado y mira al resto de clientes implorando que alguno meta un poco de prisa a la señora. Yo suelo acudir en su auxilio, pero primero la dejo sufrir un poco porque tantos años de experiencia y que aun no aprendan... (continuara...) |
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